En el marco de la Ruta Regional de la Filven 2021 Monte Ávila Editores prensentó el conversatorio «Carabobo en el imaginario colectivo» a cargo de la historiadora Anabel Díaz Aché, quién profundizó en la lucha simbólica entre el imaginario colectivo y el discurso de la historiografía de las élites desde 1830 al 1998, el cual toma como mito fundacional la premisa «En Carabobo nació Venezuela» desconociendo los 14 mil años de Historia de los pueblos originarios, y el proyecto bolivariano contra hegemónico, asumiendo al país como un territorio alineado a los intereses de las mismas.
«La historiografía es una construcción discursiva que forja constantemente identidades e imaginarios apelando a la memoria colectiva» resaltó Díaz quien aseveró que estos 200 años de la Batalla de Carabobo encuentran al pueblo venezolano en plena lucha simbólica contra el discurso de las élites de la IV República, que legitima un proyecto de Estado-Nación centrado en su protagonismo como clase dominante.
Díaz Aché explicó que desde 1999 se dio un giro a la historia nacional con la llegada del presidente Chávez quién realzó la cultura y heroísmo de los pueblos originarios, retomó el proyecto bolivariano, e impulsó cambios como el carácter intransferible de la soberanía popular, reconociendo además la diversidad nacional y multiétnica que contrasta con la homogenización del espíritu nacional pretendida por las élites.
«Tuvo que llegar el Comandante Chávez al poder para que Guaicaipuro y el teniente Pedro Camejo entraran al Panteón Nacional y fueran reconocidos» sostuvo Díaz como una muestra de cómo fueron invisibilizados por la historiografía de las élites muchos héroes y heroínas que representaban al pueblo venezolano como un intento de mantener la inferiorización ideológica propia de la colonia.
Díaz Aché explicó que todas las cuestiones abordadas en esta actividad nos obliga a buscar una ruptura paradigmática, metodológica y teórica de los discursos elitistas, además de la necesidad de construir una historiografía insurgente que ayude a resignificar los procesos desde el punto de vista del «nosotros»que nos conduzca a descolonizar el pensamiento, asumiendo el pueblo venezolano y latinoamericano capaz de producir un conocimiento propio.