“Shadow y otros cuentos sombríos” de Eritza Liendo es un compendio de relatos cortos, que reflejan aspectos de la vida cotidiana. “Shadow y otros cuentos sombríos” de Eritza Liendo es un compendio de relatos cortos, que reflejan aspectos de la vida cotidiana. La salvedad aquí, es que se enfocan en el lado oscuro y tétrico de esta. Cada relato se enfoca en un aspecto de la vida, relaciones humanas y la sociedad, pero en una versión oscura. Muestra como cosas cotidianas, pueden poseer y/o llevar al mal. También están basadas en la cotidianidad, identificándose con el lector sin problemas.Esto me recuerda, a una pléyade reciente de autores venezolanos, que se aventuran por géneros distintos a los habituales. Estos autores hacen uso del Thriller, terror, fantasía, novela negra, realismo mágico, entre muchos más. Para citar ejemplos más puntuales, tenemos a, Lucas García París con su compendio de relatos, «Payback», Alejandro Rebolledo con su novela «Pim Pam Pum», Rodrigo Blanco Calderón con su compendio, «Las Rayas», todo el trabajo de Isaac Chocrón, las historias de Fedosy Santaella, Norberto José Olivar con «Un Vampiro en Maracaibo», entre otros. “Shadow» se puede clasificar en este grupo y refleja la nueva mirada a la literatura nacional.
El compendio, está dividido en siete relatos, de diferentes extensiones y características. La autora hace un maravilloso trabajo, presentando a los personajes, construyéndolos, desarrollándolos y dándoles un ambiente. Luego desarrolla la trama, metiendo un conflicto, estupendamente. Pero entonces, el lector se queda esperando la conclusión y se agota. Al final llega, pero con el lector agotado y hace que el cierre sea agridulce. Afortunadamente, hubo casos en donde no ocurrió, como ejemplo en el relato que da nombre al compendio, Shadow. Aquí estamos ante un magnífico relato, que, perfectamente, podría equipararse a obras de Stephen King, Clive Barker, Charles Bukowski, Brett Easton Ellis, entre otros. De hecho, aquí no pasa eso, sino que el desarrollo se maneja bien, creando un inicio, desarrollo y conclusión bien llevada. La historia está camuflada, mientras va desarrollándose, va mostrando su verdadera esencia. Es un descenso a la oscuridad, en un enorme, largo y estrambótico tobogán, un perfecto (como dirían los anglosajones) helter skelter. También aquí se cuela el humor, en el simpático relato, «Un 0416». En vez de inclinarse por lo oscuro, va por lo cómico y lo hace funcionar. Trata la idiosincrasia de los venezolanos con los celulares, es manejado de forma genial y me sacó una sonrisa.
Tristemente, una historia me parece que falló. Tiene por título «Suicidio», y me parece que no da resultado. Hay un solo personaje principal, que presenta la situación, pero no pasa de ahí. En todo el relato, no hay nada más que el predicamento del personaje principal. No hay arranque, desarrollo, conclusión, solo el conflicto del personaje. Adicional, la última historia (Adenda) estaba, claramente, basado en la vida de la autora. Es una vivencia personal, por lo que interpreté, pero no vi nada que me resultase resaltante. Simplemente, me pareció bien y nada más.
En conclusión, me parece un trabajo competente, donde la mayoría de las historias funcionan. Tienen una prosa adecuada, para el tipo de historias. Reflejan muy bien la idiosincrasia venezolana, salen cosas que podemos verlas en las calles de Caracas, diariamente. A pesar de los defectos mencionados, hay una buena prosa, desarrollo de historia y propuesta, lo recomiendo ampliamente. Aquí estamos ante una obra más, del extenso catálogo de Monte Ávila Editores, de lo que podría llamarse la “nueva literatura” venezolana. En donde se muestra una imagen, más acorde a los tiempos actuales. Alejándose de los clásicos como Rómulo Gallegos, Teresa De La Parra, entre otros, sin desmerecerlos tampoco.
Por Alejandro Cayama.