Ha quedado demostrado, durante el transcurso de este Primer Festival Mundial Viva Venezuela, que Caracas, La Guaira y Miranda se transformaron en un impresionante escenario, a cielo abierto, en el que nuestras tradiciones populares se han reflejado por todo lo alto. Ha sido un concierto constante y monumental como el estadio Simón Bolívar, donde arrancó este encuentro de culturas el pasado 10 de mayo.
En esta oportunidad, la plaza de los Museos, ubicada en Bellas Artes, presentó una serie de cultores nacionales e internacionales, que en contadas ocasiones podemos ver reunidos ante un pueblo sorprendido gratamente por el formato organizativo del festival, ya que no solamente se presentan nuestros músicos en grandes escenarios ubicados en plazas, sino que se pueden ver en calles, frente a liceos y también disfrutar de las jornadas formativas.
Más temprano, desde la Galería de Arte Nacional (GAN), Nelson Marín, director de promoción cultural de la Gobernación del Estado La Guaira comentó su actividad de mostrar, a través de un pasacalle, todo el movimiento de Burras y Burriquitas del estado, la mayoría provenientes del pueblo de Tarma, con las Burras de la Zona Educativa del Estado que suman 28 burras que vienen a engalanar el Festival Mundial Viva Venezuela con su baile callejero, típico de fiesta pascual.
De inmediato, se desplegaron desde la GAN hasta la tarima ubicada en la plaza de los museos, para encontrarse con la sempiterna Lilia Vera, consagrada cantora, muy querida en toda Venezuela y más allá de sus fronteras. Vera inició con el tema de Otilio Galíndez “Pueblos Tristes”, posteriormente presentó “Chucho y Ceferina” (C. Méndez), cerrando su participación con el tema “Montilla” que solicitó el público presente.
Pedro Marín tomó el testigo y se montó en escenario con su grupo Caracas Sinfónica, iniciando con un tema al estilo onda nueva “Rabito de Rata” y cerrando con el tema que da nombre a su agrupación. José Delgado fue el siguiente, presentando sus temas: “El paisaje en la Botella”, “Mi Música te invita”, “Insombrar” y La Parchita. Ana Cecilia Loyo no tardó en mostrar su voz con los temas “1,2,3,4” y “Raspao”, entre otros.
Para este momento la Diablada Ferroviaria estaba irrumpiendo con su baile tradicional, traído desde Bolivia. Igualmente, realizaron un pasacalle desde la GAN para llegar con todo su esplendor y trajes maravillosos a deslumbrar a todas y todos los presentes. El grupo Tradiciones de Venezuela, que dirige el profesor Juan Pérez, también estuvo presente y realizó una gala interesante de ritmos nacionales que también rompieron el protocolo al interactuar con los presentes.
Akokan La Sabana, hizo acto de presencia con sus ritmos propios de La Guaira, específicamente de Caruao, con su música sanjuanera que hace hervir la sangre, según lo comentaban sus integrantes. Trajeron a este gran festival el Velorio de cruz de Mayo, décimas y mucho más. Desde Portugal, Jorge Goes tomó el micrófono y deleitó al público con los temas tradicionales de su patria europea, y aprovechó la ocasión para saludar a la embajadora de Venezuela en Portugal, la Sra. Mary Flores, además de saludar a sus paisanos presentes.
Bituaya encendió la noche. A las 9:00 p.m. se montaba esta propuesta de música urbana, que mezcla sonidos del reggae, tambor, la salsa y el merengue, “bajo la sequía, bajo la garúa, pasan muchas cosas, todo el mundo suda” cantaron y pusieron a saltar a su público cautivo. Solo, Congo y Lionza despidieron esta presentación para darle la entrada a Barbados con Caribean Fusion, de Barbados, quienes al son del tambor, instrumentos de viento y coreografías juveniles, nos mostraron que nuestros ritmos son hermanos y que provienen de una raíz común, África.
Caribean Fusion asombró a las y los presentes al incluir en su performance a una danzante que, con la indumentaria ritual y tradicional, se paseaba por debajo de un madero con brasas encendidas y cada vez la colocaban más difícil, sorteando la bailarina cada oportunidad en la que tenía que caminar por debajo del madero llameante. La actividad cerró con Midan de Zouheir-Gouja, de Túnez, quienes mostraron ritmos ancestrales con la instrumentación típica, el laúd, unas panderetas, la cítara, pequeños timbales y un teclado, todo un cúmulo de sabiduría que fascinó por su magia envolvente. Realmente, el intercambio de experiencias fue una marca indeleble en este tercer día del Festival Mundial Viva Venezuela.
Prensa MPPC