Entre poesías, crónicas y ensayos descubrimos El ser que llevamos dentro

El salón Sucre de la sede de la cancillería venezolana fue escenario para el bautizo de la obra El ser que llevamos dentro del Embajador de Venezuela ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Jorge Valero; quien en compañía del Presidente de la Casa Nacional de las letras Andrés Bello, William Osuna, presentaron este nuevo título de Monte Ávila Editores Latinoamericana.

Osuna fue el encargado de dar las palabras iniciales, oportunidad que aprovechó para reflexionar acerca de la poesía y el oficio poético. En estas reflexiones aseguró que la belleza no es un principio de la poesía como se piensa comúnmente, además destacó que el poema tiene estrecha relación con las emociones del lector quien finalmente hace al texto algo propio en su lectura.

Además, el autor de San José Blues 1923 agradeció a Valero por permitirle conocer de primera mano este texto poético donde confluyen ciertos géneros y del cual aseguró que “nos motiva a seguir el rastro de la memoria”.

Valero tomó la palabra para explicar a los presentes “porque los ídolos no mueren». Durante la lectura de su poema, tan extenso como rico en memorias de “la tierra primera” fueron apareciendo momoes junto a seres antiguos que ostentaban orgullosos su estripe cobijados por los ríos, cordilleras, fauna y los aromáticos valles que giran entorno al cerro Waramacal, que en voz de primera persona, Valero subió y bajó junto a los oyentes.

En este “homérico drama” el también autor de obras como La diplomacia internacional y el golpe de 1945 (2001) y Viajes por el reino de la palabra (2010), publicadas por este sello editorial, trajo a la vida a “los dioses tutelares de las comarcas andinas”, a la magia de la tierra y a la doctrina de la Pachamama que, rodeadas por óleos sobre telas De Antonio José de Sucre, Manuela Sáenz y de nuestro Simón Bolívar Ecuestre, dejaban en evidencia que Valero conoce “esas ilusiones que pocos han descubiertos”, que su alma “abraza la tierra primera” y quien como «el resplandor del sol escribe sus encantos».